Hace más de un año (¿quizás un año y medio?) que decidí dejar de trabajar en bata y pantuflas. Es decir, que decidí que quería seguir ejerciendo mi profesión como freelance pero en vez de hacerlo desde casa, desde un centro de coworking.
La verdad es que desde el comienzo de mi experiencia en utopic_US he sentido el deseo de escribir este post y, si tengo que ser sincera, no encuentro ningún motivo por el que no lo haya hecho antes. El caso es que la cercanía del mes de agosto y mi baja (¿temporal?) en el espacio de coworking han impulsado las ganas de expresar lo que ha significado para mí esta experiencia.
Si de algo nos quejamos los autónomos que trabajamos desde casa es precisamente de eso, de trabajar desde casa. Excepciones siempre ha habido y siempre habrá pero si tienes a varios amigos o familiares freelance, la mayoría coincidirá en que esto es un punto negativo. Entre otras cosas por la falta de desconexión entre el trabajo y la vida personal, pero también se encuentran otros factores como la pérdida del sentido de pertenencia a un lugar o el contacto diario con los compañeros de trabajo.