El confinamiento ha hecho que, de forma forzada por la situación, pasemos mucho más tiempo en nuestras casas. Hasta hace bien poco aún no podíamos salir a pasear ni a hacer deporte en el exterior y, por lo tanto, todas las fuentes de ocio estaban reducidas a nuestros hogares. Por este motivo, es lógico que durante estas semanas se haya aumentado el consumo de herramientas y plataformas que ya utilizábamos.
Nos hemos acostumbrado a consumir horas y horas de audiovisual en Netflix, HBO, Filmin… Ahora que tenemos todo al alcance de nuestro mando a distancia y se ha establecido definitivamente el hábito de pagar por el contenido previa suscripción, ¿dejaremos de ir a los cines cuando estos abran?
Mi opinión es que no. No vamos a dejar de ir a los cines. Pero sí, vamos a tardar en recuperar el hábito. Quizás por el miedo a pasar dos horas en un espacio cerrado, a la cercanía con lo desconocido (en este caso, «el otro») y a las ganas de pasar más tiempo al aire libre incrementadas por la época estival.
Otros factores serán la programación que podremos ver en las salas, ya que las distribuidoras se guardarán sus ases en la manga (léase grandes taquillazos) para cuando la situación se haya establecido de alguna manera, y las posibles ofertas de precios iniciales. Además, no hay que olvidar que un alto porcentaje del público que acude a las salas, las famosas «señoras mayores que van al cine» a las que Álex de la Iglesia y Elvira Lindo hacían referencia, son sector de riesgo y serán especialmente sensibles en relación a la vuelta a sus hábitos de ocio.