«Facebook nos hace creer que tenemos amigos. Instagram, que somos fotógrafos y Twitter que somos filósofos… El despertar va a ser duro».

Esta es una de las frases que más veces se ha compartido en las redes sociales durante los últimos días . ¿El motivo? Que refleja un punto de vista que muchos de nosotros compartimos. El social media es un campo apasionante al que algunos tenemos la suerte de dedicarnos profesionalmente pero… ¿acaso no es el representante de parte de la locura social en la que estamos inmersos actualmente?

Voy a coger el ejemplo de Instagram, la aplicación para dispositivos móviles que vio la luz en octubre del 2010. Aunque en un principo solo estaba disponible para los usuarios de iPhone, desde abril del 2012 también se puede utilizar en móviles Android. Por si fuera poco, ese mismo mes Facebook la compró por mil millones de dólares.

Para quien no la conozca, Instagram es una aplicación con tintes de red social que permite añadir filtros de forma fácil e intuitiva a las fotografías tomadas con el dispositivo móvil. Pues bien, el gran éxito de Instagram ha hecho que la proliferación de la fotografía móvil y el movimiento prosumer se haya disparado hasta límites insospechados.

Fotografía tomada con Instagram @beatrizcebas

Ahora todos nos creemos fotógrafos por el simple hecho de tener un smartphone. Al fin y al cabo, ¿hay algo más bonito que un objeto cotidiano con un filtro vintage? Aunque esta pregunta esté planteada en módico irónico #on, lo cierto es que yo misma contribuyo a esta pequeña locura añadiendo a mi cuenta de Instagram fotografías absurdas como una mano con las uñas pintadas, una funda para el iPad, unas gafas nuevas… Y no lo voy a negar, ¡me encanta!

Siempre me ha gustado la fotografía pero nunca he destacado en la materia. De hecho, mi equipo nunca ha ido más allá de una simple cámara digital compacta (y ahora un iPad). Sin embargo, Instagram me hace creer que tengo talento, los usuarios afirman que «les gustan» mis fotografías y me animan a continuar con esta afición. ¿Esto quiere decir que soy una buena fotográfa? Tengo serias dudas.

Sin embargo, lo que sí sé es que aplicaciones como Instagram han acercado el mundo de la fotografía a un buen puñado de personas que de forma amateur han comenzado a interesarse por este arte retratando su realidad desde una perspectiva distinta, incluso artística en ocasiones, para posteriormente compartirla a través de la red.

¿Cuál es tu experiencia con Instagram?