Cuando creamos una campaña promocional de vídeo destinada a las redes sociales es habitual que se suela pasar por alto un aspecto fundamental: los subtítulos.
En el caso del cine, con el que estoy más familiarizada, resulta que el tráiler y los clips que se ofrecen en exclusiva a los medios de comunicación no suelen llevan subtítulos, y por eso suele suceder que cuando se producen estos materiales se olvida de la necesidad de las redes sociales: piezas de vídeo cortas y con subtítulos.
Tres puntos clave de los subtítulos
- Los usuarios preferimos ver los vídeos con el sonido apagado. De hecho, más del 85% de los vídeos de Facebook se ven sin sonido. Esto ya se descubrió en 2016 y sin embargo sigo encontrándome ejemplos de vídeos sin subtítulos con su correspondiente pérdida potencial de visionados, impactos y calado del mensaje.
- En las redes sociales como Facebook, Instagram y Twitter los vídeos se reproducen por defecto sin audio, para activarlo el usuario tiene que tocar la pantalla del móvil o pinchar sobre la opción en el ordenador. Esto requiere «un esfuerzo» que muchas veces, dentro de la sobreexposición habitual de contenidos a la que nos vemos sometidos, no estamos dispuestos a hacer.
- Facebook nos permite activar subtítulos automáticos a los vídeos que subamos a su plataforma de vídeo. YouTube y Twitter también tienen esta opción. Sin embargo, mi recomendación es crearlos anteriormente, así nos aseguraremos desde un primero momento de que contamos con la versión correcta. Si no tendremos que crear en cada plataforma los subtítulos automáticamente con su correspondiente chequeo, que al final puede suponer más trabajo final.
Por lo tanto queda claro su importancia y por qué cada vídeo que subamos a la redes sociales deberá llevar subtítulos, ¿verdad? De lo contrario estaremos limitando el alcance e impacto potencia de nuestras piezas.