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«A todas las mujeres que han dado a luz, que pagan sus impuestos y que son ciudadanas de esta nación, hemos luchado por los derechos de todos los demás. Ya es hora de que tengamos de una vez por todas el mismo salario (que los hombres) y los mismos derechos para las mujeres en Estados Unidos de América». Así agradecía Patricia Arquette su merecido Oscar por su interpretación en la genial Boyhood, la que me atrevo a catalogar como la mejor película del año.

Y es que la industria del cine no se libra de este desajuste no solo salarial, sino también de oportunidades que existe entre hombres y mujeres. Sinceramente, me alegro mucho de que una mujer valiente y con tanto talento como Patricia Arquette haya dejado de manifiesto una realidad que vivimos a diario todas las mujeres, no solo las actrices de Hollywood.

Porque reivindicar que por el mismo trabajo, una mujer y un hombre cobren lo mismo, que no se discrimine a la mujer por el hecho de poder convertirse en madre algún día, o que se sigan unos cánones de belleza femenino cada vez más exigente, injustos e irreales, esto es algo que en pleno siglo XXI ya debería pasar. Pero pasa.

Las cifras no mienten

En el 2013, la New York Film Academy publicaba un informe sobre la falta de igualdad en el cine. Este informe reflejaba realidades como las siguientes:

  • Únicamente el 10,7% de las películas representan a la mujer de forma equitativa con el hombre. Y lo más habitual es que la mujer aparezca en un componente sexual
  • En las 19 categorías de la 85 edición de los Oscar (2013), hubo 140 nominaciones a hombres y únicamente 35 a mujeres. Cabe citar que el 77% de los votantes son hombres.
  • Del Top de las 250 películas más taquilleras del 2012, únicamente el 9% de los directores eran mujeres, el 15% guionistas, el 17% productoras ejecutivas, el 25% productoras, el 20% editoras y el 2% directores de fotografía.

Como era de esperar, la situación no ha mejorado a lo largo del 2014. Según el informe publicado por The Hollywood Reporter:

  • El intérprete mejor pagado fue Robert Downey Jr., que ganó 75 millones de dólares (55,7 millones de euros) entre junio de 2013 y junio de 2014.
  • Su homóloga femenina fue Jennifer Lawrence embolsó solo 35 millones (30,7), en el mismo periodo. Menos de la mitad.

Respecto a la aportación femenina durante los Oscar 2015, cabe destacar que:

  • Únicamente 25 mujeres optaban a una estatuilla en contraposición a 102 hombres.
  • Dentro de estas categorías, ninguna mujer en la dirección, fotografía, efectos visuales, guión adaptado, edición de sonido o guión original.

Preguntas banales para ellas, profesionales para ellos

«La verdad es que, aunque existe la sensación de que tenemos los mismos derechos, existen bajo la superficie importantes desigualdades que afectan a las mujeres. Es inexcusable que vayamos por el mundo hablando de igualdad de la mujer en otros países y que no tengamos los mismos derechos en Estados Unidos», afirmaba Arquette en la sala de prensa a los periodistas, ya con estatuilla en mano.

Pero no nos engañemos, el problema no se encuentra únicamente en los salarios, sino también en en el trato que recibe la mujer, en los papeles que se le ortagan (habitualmente con un componente sexual) y en las presiones absurdas basadas en unos cánones de belleza imposibles.

De aquí surge la campaña #AskHerMore y #AskBetterQuestions que comenzó a circular en las redes sociales durante los Globos de Oro de 2014. Surge como una reinvindicación para que durante la alfombra roja, a las actrices se les pregunte sobre temas profesionales en el mismo nivel que a sus homólogos masculinos.

Estamos cansados de preguntas del tipo «¿Qué llevas puesto?», destinadas únicamente a mujeres durante las galas. Cuando estas preguntas banales se realizan a hombres, sus respuestas reflejan lo absurdo que supone centrarse en estos temas. Un ejemplo es la respuesta clara y directa de Michael Keaton durante los BAFTA: “¿Por qué me preguntas esa tontería?».

Este vídeo lo refleja a la perfección el machismo que se vive dentro de la industria. Se trata de un resumen de varios momentos de alfombra roja y ruedas de prensa donde se puede observar cómo las actrices tienen que someterse a constantes juicios sobre la ropa que llevan, si quieren perder peso, si han pensado en casarse o tener hijos.

Todo esto en vez de recibir preguntas sobre tu trabajo, que es el motivo real por el que están ahí. Así que sí, chicos de la prensa, por favor: #AskBetterQuestions.