La semana pasada fui a visitar «Hitchcock, más allá del suspense«, la exposición de la Fundación Teléfonica (puedes visitarla hasta el 5 de febrero) sobre el cineasta. Además de las curiosidades que ofrece la visita, así como conocer más en profundidad la figura de un hombre que revolucionó la forma de hacer cine en Hollywood, uno de los puntos que más me llamó la atención fue la referencia a la campaña de publicidad que orquestó para la que ha sido su película más taquillera: Psicosis. (1960).
Aunque en la exposición no se detallan los puntos de esta campaña, valió una fotografía de la época en la que se veía a Alfred Hitchcock rodeado de mujeres (jóvenes y guapas, muchas de ellas rubias, como le gustaban a él) en la entrada de un casa con el cartel del «Psycho Party», para despertar mi curiosidad. El cartel que acompañaba a la imagen indicaba que para esta película el director se implicó directamente y se usaron técnicas innovadoras para la época. Debido a mi deformación profesional, me quedé pensando toda la tarde en cuáles habrían sido los detalles de esta campaña y si de verdad tuvieron una influencia tan evidente en el éxito de la película. Al llegar a casa me puse a investigar. Estos son los resultados
5 puntos claves de la campaña de marketing de Psicosis
- Borró el rastro para conseguir un mayor impacto. Hitchcock compró por 9.000 $ los derechos de un libro llamado Psycho escrito por Robert Bloch publicada en 1959. Acto seguido, se dedicó a comprar cada copia disponible para que nadie pudiera leerlo y, por lo tanto, no se conociera el final, aumentando así el efecto sorpresa.
- Utilizó sus propios medios. Más allá de las campañas clásicas de compra de espacios en TV, radio o prensa, el director concentró sus esfuerzos en realizar un marketing de guerrilla centrado en las salas de cine. Esto fue fácil porque al principio la película no se proyectaba en muchas salas. La manera de hacerlo fue poniendo colas de personas en los cines, además de contratar a policías en las entradas. Con esto, se consiguió enfatizar el efecto impactante de la película en la audiencia. Además, los dueños de las salas recibieron un manual sobre cómo proyectar la película, que debían de seguir en todo momento.